ECOagricultor el 18 diciembre, 2012
En paralelo a la extinción de la fauna salvaje se está produciendo otra,
de forma anónima y ante la que estamos ciegos y sordos: el de las
especies vegetales y animales que sirven de alimento. La
industrialización de la producción de verduras, cereales, frutas,… ha
exigido el abandono masivo de miles de variedades en pro de las virtudes
exclusivamente comerciales como el aspecto y la durabilidad. La
reducción de la diversidad de lo que comemos es asombrosa, en torno al
90% en el último siglo. Y la tendencia continúa hacia la simplificación y
uniformación. La riqueza alimentaria del mundo está en peligro.
Según datos del extraordinario artículo de Charles Siebert que este mes
publica la revista National Geographic, el 90% de las variedades de
frutas y verduras en EEUU han desaparecido (por ejemplo, de 7.000 clases
de manzanas existentes en el s.XIX quedan actualmente menos de un
centenar). EnChina, el 90% de especies de trigo ha desaparecido. Y en
Filipinas, de miles de clases de arroz solo persisten cien. Y estas
extinciones masivas se repiten en todo el mundo.
En un siglo hemos acabado con la diversidad genética que nuestros
antepasados lograron a lo largo de 10.000 años de domesticación y
selección. Consiguieron adaptar las mejores variedades para los climas y
peculiaridades locales de cada zona, creando un patrimonio alimentario
de incalculable valor por su calidad, eficiencia y diversidad. Y ahora
estamos renunciando conscientemente a todo ello, seleccionando para
monocultivos las variedades no por su sabor o virtudes nutritivas sino
por su rentabilidad económica.
La revolución verde tuvo indudables efectos positivos en nuestra
capacidad para generar alimentos, pero el modo en que hemos obviado la
importancia de la biodiversidad para centrarnos en la producción puede
volverse en nuestra contra. Como explica Siebert, al barajar solo un
puñado de variedades, aumenta el riesgo de que una enfermedad u hongo
logre arrasar con facilidad todas las cosechas, lo que encadena al
sistema al uso creciente de pesticidas y plaguicidas: “En África,
agricultores y ganaderos se han endeudado para pagar fertilizantes,
plaguicidas, medicinas y piensos de elevado contenido proteico
necesarios para que esas plantas y animales prosperen en condiciones
climáticas difrentes de las originales. Son como adictos, enganchados a
un hábito que no pueden permitirse ni en términos económicos ni
ecológicos”.
es patetico lo que esta arrasando este sistema despiadado y feroz. Yo creo que solo la espiritualidad puede salvarnos y que la Pacha Mama en su inmensa generosidad y sabiduria sabra lo que hacer, hasta queda la esperanza de que todo se recupere y que aparezcan mas variedades inclusive, mas maravillas desconocidas, que el hombre de algun dia permitira surgir. Es mi vision optimista de un triste desastre que no tiene vuelta atras. Los mas perjudicados somos nosotros, los habitantes de esta Tierra, pero como rebelarnos ante tan siniestro poder? Y aqui viene mi parte pesimista, porque creo que no hay nada que hacerle, estas fuerzas economicas lo controlan todo y el arma mas poderosa con la que contamos, es la Fe.
ResponderEliminarLamentablemente es patético como vos decís Corina, pero yo creo que aún estamos a tiempo de cambiar las cosas. Los poderes económicos lo dominan todo, es verdad, y hasta que el hombre no se ve con la soga al cuello, no reacciona, porque mientras no le pase algo a "el" los demás son de palo. Solo ver con el corazón permite sentir con el otro y sufrir sus penas.
Eliminargracias por la nota, me pareció muy interesante, así mismo me asusta el no poder hacer nada para remediarlo, las personas "comunes" parecemos estar condenadas a ver los desastres que hacen los que nos dominan sin poder evitarlo.
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